¿Orientadores desorientados?
Finalizaba mi post anterior con una
afirmación que puede valerme una colleja de multitud de colegas; … esa es la moraleja y paradoja en la que
nos movemos; los orientadores profesionales, en estos tiempos, no tenemos claro
hacia dónde ir. ¿Qué quiero decir? Pues varias cosas (que posiblemente
me valgan muchas más collejas si me
leyeran):
·
La primera es que siempre he creído en la
coherencia y el valor del modelo como elementos fundamentales en la formación,
el trabajo o la dirección de grupos; no puedes exigir puntualidad si eres
impuntual, y otro tanto con tantos valores, constancia, organización, etc. Por
tanto, como le decían a Jesucristo en el Calvario, podrían decirnos “Sálvate a
ti mismo”; o como dice el proverbio latino “médico, cúrate a ti mismo” ¿Qué
clase de orientadores somos los que estamos parados a puñados, esperando que salga nuestro puesto? Dicho de otro
modo ¿Cuál ha sido nuestro plan de empleo, nuestro itinerario, nuestro proyecto
profesional y personal? Nos hemos encontrado, (me incluyo) mayoritariamente, al
albur de lo que decidan algunas administraciones públicas, sobre cómo enfocar
la atención a las personas que buscan empleo. La inclusión en la UE de países
con un PIB más bajo que el nuestro y la crisis, han propiciado un recorte
brutal, se acabó la fiesta, y en mi opinión, nos ha cogido con el paso
cambiado.
·
En segundo lugar, en mi opinión y en términos
generales, la orientación (en sentido amplio) no crea empleo. No es ese su
objetivo prioritario, o no debe serlo, pero existe esa percepción, alentada en
parte desde las instituciones y en parte desde los profesionales, que en mi
opinión es errónea. Como esta afirmación es controvertida, la explicaré en más
detalle.
o
Entiendo por orientación (no soy original) cualquier
proceso en el que una persona que quiere encontrar empleo (porque no lo tiene o
desea mejorar) participa en un proceso individual o grupal para mejorar sus
opciones de encontrar y mantener un empleo, trabajándose aspectos como
habilidades personales y profesionales (competencias básicas) planificación del
proceso de búsqueda, herramientas de búsqueda de empleo, y los aspectos
personales que pueden ejercer como freno para el proceso de búsqueda de empleo.
o
Planteado así, y partiendo del mejor de los
resultados posibles, si atendemos a cien personas y todas encuentran empleo, es
normalmente en detrimento de otras cien personas que no lo encuentran. Es
decir, la orientación tiene sentido y puede ser útil, pero a nivel individual
para las personas atendidas; no crea empleo más que de forma marginal; por
ejemplo puede acortar el plazo en que un empleador encuentra lo que busca, ya
que los buenos candidatos y candidatas, una vez orientados, saben hacerse
visibles y afrontar adecuadamente los procesos de selección… pero nada más (y
nada menos).
o
En
definitiva, la orientación es una medida que mejora la competencia de
candidatas y candidatos, en los dos sentidos de la palabra; los hace más
competentes y aumenta la competitividad entre candidatos, al tener a más
buscadores activos en el mercado. Un orientador del antiguo INEM lo explicaba con la siguiente metáfora en un curso a futuros orientadores: "Imaginaos una pecera; el fin de la orientación profesional es hacer que los que están en el fondo de la pecera y, por tanto es más difícil que sean pescados se sitúen más arriba, de forma que aumenten sus posibilidades". Esto tiene varios efectos; por pura ley de la
oferta y la demanda, a más demandantes aptos, más posibilidad
de elegir y de exigir por parte del empresariado, y previsiblemente menos salario; por otro lado da visibilidad a la acción de las administraciones la impresión de que se hace algo, mediante esa acción de remover el fondo de la pecera, y
por otro insiste (hasta el paroxismo a veces, de forma más o menos sutil) en la necesidad
de adaptarse de la persona que busca empleo, una adaptación que nunca termina,
nuevos modelos de currículum, ampliar formación, emplear internet como elemento para darse a
conocer, mejorar la disponibilidad, etc.
o
Sin embargo, mientras dar ayudas, subsidios y
prestaciones al desempleado se entiende como política pasiva, la orientación se entiende como
política activa de empleo, para entendernos, de la que genera empleo, igual que
la formación, el trabajo en prácticas, el fomento del autoempleo o poner en
contacto a empleadores con candidatos que se adapten a lo que piden.
·
El problema es mucho más profundo; la
orientación profesional en sí misma y la inserción laboral en general, están en un
momento de crisis, sus recetas y soluciones son cuestionables y somos los
orientadores y orientadoras los primeros que deberíamos cuestionarlas. Por mucho
que motivemos, dotemos de recursos y planificación a las personas que
atendamos, no podemos abstraernos de la situación social; con colectivos por
encima del 50% de desempleo, el problema no es fundamentalmente de la persona
desempleada, es del contexto social, incluso una vez superada la crisis, del modelo de sociedad, de producción y de trabajo. Miles de personas cumplen con los
preceptos establecidos como dogmas y no tienen éxito a medio plazo, reforzando en parte la
sensación de fracaso del desempleado que pretendemos evitar, por mucho que le hablemos de metas
intermedias o de autorrealización como refuerzos o incentivos.
·
Concluyendo:
o
La orientación es, o debería ser, un elemento
útil, especialmente para personas especialmente vulnerables, a las que les cuesta buscar o
encontrar empleo. No debería suponer en algunos aspectos un standard, un mínimo universal, tan exigente que
implique un trabajo extra para todos los desempleados, incluyendo aquellos que
ya son buenos buscadores o buscadoras de empleo.
o
No debería ser engañosa, ni alienante, ni
ocultar que el problema fundamental está en que no hay trabajo (desindustrialización, pobreza, falta de inversiones),
ni ser fundamentalmente un elemento que aumente la competitividad entre los desempleados, de forma
que se constituya en un instrumento más eficaz para empleadores que para empleados. Decía José María O´kean (resumidamente) en la sexta noche (06-09-2014) que la superación de la crisis debería venir no solo por la moderación de los salarios sino por la mejora de la productividad, pero como esta es tan difícil en un mundo tan competitivo la única manera de ser más productivos y no bajar salarios es dar valor a los trabajadores, de forma que puedan pedir aumentos de sueldos, porque si no se les dan, no encontrarán otro candidato igual. Un par de preguntas a tan eminente profesor ¿Qué empresa potenciará esa política? ¿No es la contrario lo que ha sucedido? Se ha planificado una política de recursos humanos de la empresa Andalucía, esencialmente con Fondos Europeos formando a miles de trabajadores (desempleados) en ocupaciones, habilidades competencias o programas informáticos, con el objetivo explícito de mejorar la competitividad (tener muchos candidatos elegibles y por tanto, dispuestos a trabajar por menos) esperando que las empresas acudieran como las moscas a la miel, y lo que ha ocurrido es que ese capital humano en gran medida está varado a la espera de proyectos en nuestra tierra que nunca llegan o emigra.
o
Finalmente la orientación no debe sustituir a la política, ni abstraer de ella, ni mucho menos confundir los mensajes, difuminando las responsabilidades de administraciones, empresarios y otros; en muchas ocasiones se tiende a confundir la importancia de responsabilizar a cada persona de su proceso de búsqueda de empleo (si quieres trabajar te lo tienes que currar) con responsabilizarle del resultado de la misma (si no encuentras trabajo es que no te lo estás currando suficiente) en un contexto de desempleo generalizado.
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