sábado, 6 de septiembre de 2014


¿Orientadores desorientados?

Finalizaba mi post anterior con una afirmación que puede valerme una colleja de multitud de colegas; … esa es la moraleja y paradoja en la que nos movemos; los orientadores profesionales, en estos tiempos, no tenemos claro hacia dónde ir. ¿Qué quiero decir? Pues varias cosas (que posiblemente me  valgan muchas más collejas si me leyeran):

·         La primera es que siempre he creído en la coherencia y el valor del modelo como elementos fundamentales en la formación, el trabajo o la dirección de grupos; no puedes exigir puntualidad si eres impuntual, y otro tanto con tantos valores, constancia, organización, etc. Por tanto, como le decían a Jesucristo en el Calvario, podrían decirnos “Sálvate a ti mismo”; o como dice el proverbio latino “médico, cúrate a ti mismo” ¿Qué clase de orientadores somos los que estamos parados a puñados, esperando que salga nuestro puesto? Dicho de otro modo ¿Cuál ha sido nuestro plan de empleo, nuestro itinerario, nuestro proyecto profesional y personal? Nos hemos encontrado, (me incluyo) mayoritariamente, al albur de lo que decidan algunas administraciones públicas, sobre cómo enfocar la atención a las personas que buscan empleo. La inclusión en la UE de países con un PIB más bajo que el nuestro y la crisis, han propiciado un recorte brutal, se acabó la fiesta, y en mi opinión, nos ha cogido con el paso cambiado.

·         En segundo lugar, en mi opinión y en términos generales, la orientación (en sentido amplio) no crea empleo. No es ese su objetivo prioritario, o no debe serlo, pero existe esa percepción, alentada en parte desde las instituciones y en parte desde los profesionales, que en mi opinión es errónea. Como esta afirmación es controvertida, la explicaré en más detalle.

o   Entiendo por orientación (no soy original) cualquier proceso en el que una persona que quiere encontrar empleo (porque no lo tiene o desea mejorar) participa en un proceso individual o grupal para mejorar sus opciones de encontrar y mantener un empleo, trabajándose aspectos como habilidades personales y profesionales (competencias básicas) planificación del proceso de búsqueda, herramientas de búsqueda de empleo, y los aspectos personales que pueden ejercer como freno para el proceso de búsqueda de empleo.

o   Planteado así, y partiendo del mejor de los resultados posibles, si atendemos a cien personas y todas encuentran empleo, es normalmente en detrimento de otras cien personas que no lo encuentran. Es decir, la orientación tiene sentido y puede ser útil, pero a nivel individual para las personas atendidas; no crea empleo más que de forma marginal; por ejemplo puede acortar el plazo en que un empleador encuentra lo que busca, ya que los buenos candidatos y candidatas, una vez orientados, saben hacerse visibles y afrontar adecuadamente los procesos de selección… pero nada más (y nada menos).

o    En definitiva, la orientación es una medida que mejora la competencia de candidatas y candidatos, en los dos sentidos de la palabra; los hace más competentes y aumenta la competitividad entre candidatos, al tener a más buscadores activos en el mercado. Un orientador del antiguo INEM lo explicaba con la siguiente metáfora en un curso a futuros orientadores: "Imaginaos una pecera; el fin de la orientación  profesional es hacer que los que están en el fondo de la pecera y, por tanto es más difícil que sean pescados se sitúen más arriba, de forma que aumenten sus posibilidades". Esto tiene varios efectos; por pura ley de la oferta y la demanda, a más demandantes aptos, más posibilidad de elegir y de exigir por parte del empresariado, y previsiblemente menos salario; por otro lado da visibilidad a la acción de las administraciones la impresión de que se hace algo, mediante esa acción de remover el fondo de la pecera, y por otro insiste (hasta el paroxismo a veces, de forma más o menos sutil) en la necesidad de adaptarse de la persona que busca empleo, una adaptación que nunca termina, nuevos modelos de currículum, ampliar formación, emplear internet como elemento para darse a conocer, mejorar la disponibilidad, etc.

o   Sin embargo, mientras dar ayudas, subsidios y prestaciones al desempleado se entiende como política pasiva, la orientación se entiende como política activa de empleo, para entendernos, de la que genera empleo, igual que la formación, el trabajo en prácticas, el fomento del autoempleo o poner en contacto a empleadores con candidatos que se adapten a lo que piden.

·         El problema es mucho más profundo; la orientación profesional  en sí misma y la inserción laboral en general, están en un momento de crisis, sus recetas y soluciones son cuestionables y somos los orientadores y orientadoras los primeros que deberíamos cuestionarlas. Por mucho que motivemos, dotemos de recursos y planificación a las personas que atendamos, no podemos abstraernos de la situación social; con colectivos por encima del 50% de desempleo, el problema no es fundamentalmente de la persona desempleada, es del contexto social, incluso una vez superada la crisis, del modelo de sociedad, de producción y de trabajo. Miles de personas cumplen con los preceptos establecidos como dogmas y no tienen éxito a medio plazo, reforzando en parte la sensación de fracaso del desempleado que pretendemos evitar, por mucho que le hablemos de metas intermedias o de autorrealización como refuerzos o incentivos.

·         Concluyendo:

o   La orientación es, o debería ser, un elemento útil, especialmente para personas especialmente vulnerables, a las que les cuesta buscar o encontrar empleo. No debería suponer en algunos aspectos un standard, un mínimo universal, tan exigente que implique un trabajo extra para todos los desempleados, incluyendo aquellos que ya son buenos buscadores o buscadoras de empleo.

o   No debería ser engañosa, ni alienante, ni ocultar que el problema fundamental está en que no hay trabajo (desindustrialización, pobreza, falta de inversiones), ni ser fundamentalmente un elemento que aumente la competitividad entre los desempleados, de forma que se constituya en un instrumento más eficaz para empleadores que para empleados. Decía José María O´kean (resumidamente) en la sexta noche (06-09-2014) que la superación de la crisis debería venir no solo por la moderación de los salarios sino por la mejora de la productividad, pero como esta es tan difícil en un mundo tan competitivo la única manera de ser más productivos y no bajar salarios es dar valor a los trabajadores, de forma que puedan pedir aumentos de sueldos, porque si no se les dan, no encontrarán otro candidato igual. Un par de preguntas a tan eminente profesor ¿Qué empresa potenciará esa política? ¿No es la contrario lo que ha sucedido? Se ha planificado una política de recursos humanos de la empresa Andalucía, esencialmente con Fondos Europeos formando a miles de trabajadores (desempleados) en ocupaciones, habilidades competencias o programas informáticos, con el objetivo explícito de mejorar la competitividad (tener muchos candidatos elegibles y por tanto, dispuestos a trabajar por menos) esperando que las empresas acudieran como las moscas a la miel, y lo que ha ocurrido es que ese capital humano en gran medida está varado a la espera de proyectos en nuestra tierra que nunca llegan o emigra.
 
 o   Finalmente la orientación no debe sustituir a la política, ni abstraer de ella, ni mucho menos confundir los mensajes, difuminando las responsabilidades de administraciones, empresarios y otros; en muchas ocasiones se tiende a confundir la importancia de responsabilizar a cada persona de su proceso de búsqueda de empleo (si quieres trabajar te lo tienes que currar)  con responsabilizarle  del resultado de la misma (si no encuentras trabajo es que no te lo estás currando suficiente) en un contexto de desempleo generalizado.


 

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