sábado, 13 de septiembre de 2014

Ganemos en Jerez; concurrencia competitiva versus concurrencia colaborativa (Programa, programa, programa)



Una vez aceptado el primer reto, es decir, reconocerse como parte de un todo, como interlocutor válido, sin ser partido político ni miembro de una coalición, ni aspirar a serlo, y proclamar en voz alta y clara la pretensión de promover la concurrencia colaborativa de un frente amplio de izquierdas (sin miedo, somos de izquierdas, y no solo progresistas) sin forzarla, y de hacerlo ya, para las próximas municipales, a las personas que defienden, que defendemos, un Ganemos en Jerez, se nos plantea una primera disyuntiva.

Quienes aspiramos a esa unión de la izquierda, tanto para ganar el espacio que pensamos que realmente representamos en la sociedad, como para cambiar los modos de hacer política, de puertas adentro de cada partido o de la fuerza resultante y en la gestión como ejecutivo local, asumimos en general que no tiene sentido inicialmente esta iniciativa, sin alguno de estos partidos, que arrastran a gran parte de un electorado que demanda (demandamos), esa confluencia. La unión de la izquierda no es posible hoy día sin los partidos de izquierda; los coaligados en IU y Podemos, (o los existentes con una presencia significativa en otros territorios). Eso está muy bien, y sobre el papel todo el mundo (por supuesto, a la izquierda del PSOE) lo firma, pero ¿Cómo superar la lógica partidista? Es decir ¿Cómo convencer a quien piense que puede perder aritméticamente votantes o concejales en esta operación? ¿O a quien piense que está engordando un proyecto ajeno?

El primer paso es reconocer la legitimidad y autonomía de todo el mundo, organizaciones y personas; es perfectamente respetable aspirar a los mejores resultados electorales posibles, tener una estrategia política a medio y largo plazo, o recelar de otras personas, organizaciones o movimientos. Además, en toda organización hay tendencias, corrientes y opiniones en tensión, con su historia y su dinámica propia, pero ¿Cómo evitar que una parte impida el desarrollo del todo?
Por mi parte, y es sólo mi opinión personal,  hay dos caminos; por un lado, por supuesto, ser capaces de demostrar que o ganamos juntos o, como dice Bunbury “nos hundiremos cada uno por nuestro lado”; difícilmente una sola fuerza de izquierdas puede gobernar en nuestra ciudad, y más difícil aún llegar a esa confluencia de la izquierda (de la ciudadanía de izquierdas y no sólo de los partidos de izquierdas) desde una competencia previa en elecciones.

Pero por otra parte, también hay que mostrar, mostrarles a estas organizaciones y a la sociedad, que se pierde no cooperando y confluyendo, en términos de riqueza de recursos, imaginación, debate, de coherencia en la construcción de un espacio común, y por qué no decirlo, en votos, y gracias a los redondeos electorales, en concejales. Una izquierda que prefiere su pequeño espacio de autonomía, minoritaria y autocomplaciente, su labor de Pepito Grillo y una actitud de crítica desde la barrera, a mí no me vale, ya no. Y pienso que a parte de la ciudadanía, tampoco.

Finalmente, por supuesto, el espacio donde dilucidar esta confluencia, y donde se puede hacer la prueba del 9 de la autenticidad de las intenciones es en los programas; Ganemos debe cocerse a fuego (no muy lento) en el debate de los diferentes programas. Nunca mejor dicho, Programa (de unos), programa (de otros), programa (o mejor propuestas, que no programa como tal, de ganemos). Previendo que las propuestas no serán tan diferentes, ya no cuelan invitaciones a participar a la sociedad civil en su elaboración, ni la adscripción de independientes testimoniales o con perfiles populistas, ni los cantos a la unidad de la izquierda o las intenciones de apertura; cuando la ciudadanía  (y eso es Ganemos, una plataforma de parte de la ciudadanía, diversa pero comprometida) llama a tu puerta, o se abre la puerta o no se abre, y sea cual sea el caso, habrá que explicarlo ante el lectorado.

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